En el corazón de todo creyente hay un profundo anhelo por glorificar a nuestro Padre, conversar con él y expresarle toda nuestra gratitud por sus bendiciones, pero también poner delante de su presencia nuestras peticiones cuando las cosas no van bien.
La oración es un acto de fe que nos conecta directamente con el corazón de Dios, nos da la oportunidad de conocerlo más y experimentar su gloriosa presencia.
Toda relación de amistad se construye a base de comunicación, confianza y amor, y como todo hábito, requiere de esfuerzo y de inversión de tiempo. Así como la gente asiste a los gimnasios para ejercitar su cuerpo y mantenerse saludable, la oración permite que nuestra fe se fortalezca y nuestra alma permanezca sana.
La práctica continua de la oración permite que no se vuelva una carga sino una necesidad.
Aquí te comparto tres razones por las cuales debemos orar:
Para darle la gloria a Dios
El rey David sabia la importancia de apartar un tiempo para dar gracias a Dios, honrar su nombre y reconocer su majestad. En el Salmo 100 nos menciona la manera de acercarnos a Dios; siempre alegres y con humildad sabiendo que Él nos creó, somos suyos y cuida de nosotros, dando gracias por todas sus bondades y por su misericordia que se renueva cada día.
Cuando abrimos nuestra boca para dar Gloria a su nombre, estamos reconociendo que Él es superior a todas las cosas incluso sobre cualquier problema o enfermedad que estemos viviendo, y nos da la oportunidad de vivir nuestros días confiados y con esperanza.
Para mantener una comunión con Dios
Jesús con el ejemplo mostró a sus discípulos esa necesidad por estar conectado con el Padre, se apartaba a orar a veces en privado, otras acompañado por algunos de ellos, pero siempre en oración.
En Mateo 7: 7-12 lo resume en tres acciones: pidan, busquen y llamen.
Estamos tan acostumbrados a las cosas inmediatas que olvidamos que toda relación se fundamenta en la constancia y la persistencia, con estos versículos Jesús nos deja claro que Dios está interesado en ti, en tus necesidades y en tus anhelos, que mejor que entablar una sociedad genuina con él para ver cómo se van cumpliendo cada uno de ellos.
Para establecer el reino de Dios en la tierra
Cuando oramos conforme a la palabra de Dios no se trata de declarar buenos deseos, sino de reclamar todo lo que él ha dicho que nos pertenece y establecer sus principios y promesas para tu vida y la de sus hijos.
Dar libertad a los oprimidos, traer sanidad a los enfermos, paz y consuelo a los corazones angustiados y entristecidos, levantar y renovar las fuerzas de aquellos que han sido debilitados por las aflicciones diarias y traer plenitud y prosperidad a la obra de nuestras manos, es parte de los planes que Dios tiene para sus hijos en esta tierra.
Hemos sido llamados como instrumentos de Dios para establecer estas verdades en nuestra casa, en nuestra comunidad, en nuestro país, no para vanagloria sino para la gloria de Su nombre.
En Mateo 6:5-15 Jesús enseña a las multitudes como nuestra oración debe estar alineada a la voluntad del Padre, “ Hágase tu voluntad , así como lo es en el cielo que sea aquí en la tierra”.
Oren si cesar
“Oren sin cesar” es la indicación de Pablo a los Tesalonicenses, además de toda una serie de acciones, él sabía perfectamente que una fe que no se pone en acción es solo simple acto religioso.